Si algún día una misión tripulada se adentrase en la atmósfera de Urano, y los intrépidos astronautas pudiesen abrir la ventanilla para respirar un poco de aire fresco (imaginando que no muriesen al instante por hacerlo), se encontrarían con un olor nauseabundo, similar al de los huevos podridos. Parece una broma, pero no lo es. Un reciente estudio ha analizado la composición de las nubes de las capas altas de la atmósfera de Urano, y han encontrado con que apestan.

Un reciente estudio ha analizado la composición de las nubes de las capas altas de la atmósfera de Urano, y han encontrado con que apestan.
En palabras de Patrick Irwin, de la Universidad de Oxford, «si un desafortunado humano descendiese algún día a través de las nubes de Urano, se encontraría unas condiciones muy desagradables«. Las nubes de Urano han resultado estar formadas por ácido sulfhídrico, el gas que emana de los huevos podridos, y algunos otros alimentos en descomposición, y que les confiere su particular olor.
Las nubes de Urano han resultado estar formadas por ácido sulfhídrico, el gas que emana de los huevos podridos.
La composición de las nubes de Urano ha sido un asunto de gran interés desde hace mucho tiempo. La distancia al planeta, y la falta de misiones dedicadas a su exploración han retrasado mucho el descubrimiento, que finalmente ha podido llevarse a cabo usando el espectrógrafo de infrarrojo cercano del telescopio de 8 metros Gemini, en Hawaii. Gracias a estas observaciones pudieron captar la marca de ácido sulfhídrico en la luz del planeta y dar al fin una respuesta. La composición de las nubes de Urano ha resultado ser muy diferente de la de las nubes de Júpiter o Saturno, formadas principalmente por amoniaco.
El descubrimiento añade además algunas nuevas piezas al puzle de la formación del sistema solar. La presencia de este ácido en la atmósfera del planeta sugiere que Urano se formó en regiones mucho más externas y frías del sistema solar, mucho después de que se formasen Júpiter y Saturno, y que más tarde se movió hacia el lugar donde se encuentra ahora.

Desde el paso de la Voyager 2, se sospechaba de la presencia de ácido sulfhídrico en las nubes de Urano, pero nunca había podido confirmarse. Ahora, más de 30 años después, podemos decir con certeza que Urano apesta.
Detection of hydrogen sulfide above the clouds in Uranus’s atmosphere (Nature Astronomy 2018)